Estos consejos y trucos harán que tanto tú como tus pequeños se sientan entusiasmados a la hora de cocinar (y de comer).
- Pide a tu hijo que ayude en la cocina. No hay mejor manera de hacer que tu hijo se interese en la comida que dejarlo que te ayude en la cocina. Hasta los niños pequeños pueden hacer tareas sencillas para ayudar a poner la cena en la mesa o ayudar a preparar el refrigerio de la tarde. Preparar alimentos juntos es una manera estupenda de ayudar a tu hijo a aprender sobre los alimentos y de hacer que se interese en probar cosas nuevas.
- Al presentar un nuevo alimento, sírvelo con otros alimentos que sabes que les gustan. Trata de no abrumarlos con muchas cosas nuevas en una comida.
- Aliéntalos a probar al menos un bocado, pero no los obligues a comerlo si no les gusta. Pero no te rindas. A menudo, se necesitan muchos intentos antes de que un niño se acostumbre a un nuevo sabor.
- Si vas a servir un nuevo alimento, pide a tus hijos que adivinen de dónde proviene y cómo se cultiva o se prepara. Luego, habla sobre lo que les gusta del alimento.
- Reservar algunas noches por semana para las comidas en familia es una buena forma de volver a conectarse y de enseñar a los niños modales en la mesa. ¿Recuerdas lo que comiste anoche y sobre qué hablaste? ¿Acaso te sentaste a la mesa o fue una comida para llevar? Quizá sea tiempo de “recuperar la cena” una noche por semana. Haz planes para pasar una hora cenando en la mesa, disfruta tus alimentos, dialoguen sobre el día o la semana siguiente. Dejen los teléfonos celulares y apaguen el televisor para que se puedan concentrar en volver a relacionarse como familia.
- Al final de la comida, pregunta a cada uno de tus hijos cuál fue su parte favorita de la comida y por qué. Quizá fue un alimento favorito o contar una historia divertida, o ayudar en la cocina. Estás creando recuerdos y también enseñas a tus hijos buenos hábitos alimenticios.