Hay ciertos momentos del año en los cuales hacemos balance y “limpiamos” un poco algún aspecto de nuestras vidas. La primavera es un buen momento para reflexionar acerca de cómo estamos comiendo y hacer una “limpieza de primavera”. Las portadas de las revistas están repletas de ensaladas frescas, comidas livianas y mesas bellamente dispuestas; los mercados de productores abren de nuevo sus puertas y los días más largos hacen posible salir de casa y disfrutar de un clima más cálido. Con esa energía y tiempo extra, es la oportunidad perfecta para introducir pequeños cambios en tus comidas.
Estas son cinco maneras rápidas de hacer una limpieza primaveral en tus comidas.
- Productos de estación: elige vegetales más livianos como la rúcula picante o el berro, la espinaca fresca, los espárragos cortados, el rabanito y los chícharos. Incorpóralos a los huevos revueltos por la mañana, mézclalos con arroz o con pasta para una cena rápida o simplemente mézclalos con hojas verdes para agregarle frescura a la ensalada de la comida.
- Limpieza (la despensa o el refrigerador): siempre habrá noches lluviosas, así que usa las sobras de cazuela o sopa que guardas en el congelador, y crea más espacio. Acompáñalo con una ensalada fresca o un delicioso sándwich caliente de atún. Esta también es una buena oportunidad de tomar inventario de tu alacena y planificar tus comidas con algunos de los productos que te han estado tomando espacio. Si tienes cosas que no utilizas, considera hacer un donativo a tu banco local de alimentos.
- Bebe más: un estudio reciente de la Universidad de Illinois reveló que beber un vaso adicional de agua puede ayudarte a reducir las calorías que consumes, al igual que la cantidad de azúcar y grasas dañinas. ¿Pero sabías que el agua puede hacer más que solo eso? El agua es el nutriente más importante para tu cuerpo. Esta ayuda a lubricar tus articulaciones, mantiene tu piel hidratada y saludable, ayuda a la circulación, y elimina toxinas de tu cuerpo. Así que procura beberte un vaso adicional de agua en tu trabajo, o lleva una botella térmica de agua en el carro para beber mientras esperas que los niños salgan de sus clases.
- Refréscate: dale a tus comidas un sabor refrescante con un toque de cítricos justo antes de servir. Un poco de jugo de limón real rociado sobre el brócoli cocido, un chorrito de jugo de limón sobre tu pescado asado o un aderezo de ensaladas liviano, hecho con jugo de naranja y aceite de oliva, puede hacer que tus comidas se sientan frescas y livianas.
- Cámbialo: ¡un cambio total no es fácil de hacer! En lugar de tratar de cambiar tu dieta completamente, intenta intercambiar un alimento o hábito menos saludable por uno más saludable y adhiérete a eso. En lugar de merendarte una bolsa de galletas saladas o papitas por la tarde, cómete una fruta o una taza de yogur. Tómate una taza de té en lugar de una soda para energizarte por la tarde. Cuando salgas a comer, pide el pescado en lugar de una hamburguesa. ¡Son cambios sencillos que te harán sentir bien!